Adsense

sábado, 29 de noviembre de 2014

EL CASO DE LA DALIA NEGRA

Se decía que la Dalia Negra vestía siempre de ese color y frecuentaba bares para seducir a cuanto hombre aparecía, de una manera hipnótica. La inoperancia de la policía para encontrar a un culpable y el interés de la gente por el crimen propiciaron el agregado de elementos ficticios para prolongar una investigación que se estancó a los pocos meses. Como resultado, lo escrito sobre la muerte de la Dalia Negra tiene un grado de fantasía que supera ampliamente los datos comprobables.

La vida de Elisabeth Short (nombre real de la víctima), fue breve y angustiante. Nacida en una familia humilde de Massachusetts y abandonada por su padre, trabajó desde muy joven. Fue acomodadora en el cine local, donde quedo expuesta a la previsible adoración por las películas. Como miles de chicas de su edad, tuvo un sueño apasionado: probar suerte en Hollywood. Por ese motivo, en cuanto le fue posible, juntó sus ahorros, hizo las valijas y, esperanzada, se fue a vivir a California.

La fascinación por el crimen de la Dalia Negra, que tiene su núcleo en las exóticas mutilaciones a las que la víctima fue sometida, es casi imposible encontrar en casos semejantes. El cuerpo desnudo, encontrado por casualidad en un terreno baldío de Los Angeles, había sido cortado en dos por la cintura. Estaba sin sangre y faltaban algunos órganos. Además de múltiples signos de tortura, una grotesca herida destacaba del resto: las comisuras de la boca habían sido cercenadas, creando el efecto de una eterna y macabra sonrisa.

Esa noche Beth durmió en un motel con un ligue casual llamado Robert ‘Red’ Manley, un vendedor de 25 años que la recogió en su coche en una esquina de San Diego, donde la chica andaba deambulando buscando un lugar donde pasar la noche. No tuvieron sexo. Al día siguiente Red la llevó a la estación de autobús, donde dejó su equipaje. Según ella, iba a viajar a Berkeley para quedarse con su hermana, con la cual debía reunirse en el lujoso Hotel Biltmore.

A las 18:30, Red la dejó en el vestíbulo del hotel y se marchó a su casa, donde le esperaba su familia. Esa noche, a las 22:00, el recepcionista la vio salir del hotel. Nadie más la volvió a ver con vida.


El 15 de ese mismo mes a las 10:40, la policía recibió una llamada anónima de una mujer diciendo que había visto a una persona en un solar abandonado de Leimert Park, un barrio del sur de Los Ángeles, que podía necesitar ayuda. La mujer fue identificada más tarde como Betty Bersinger (dcha.), vecina de la zona. En entrevistas posteriores, Betty afirmó que al principio pensó que sólo era un maniquí roto. Poco después de las 11, los agentes Frank Perkins y Wayne Fitzgerald llegaron al lugar señalado y no se encontraron con un maniquí, sino con un espectáculo dantesco.

El cuerpo de Elizabeth Short yacía en el suelo, horriblemente mutilado.


Con la prensa detrás, el crimen pronto se convirtió en la prioridad del Departamento de Policía de Los Ángeles. Pero como ocurre con todos los casos de gran notoriedad, la cantidad de pistas falsas supera con creces la de de pistas válidas.

Así, los agentes se vieron obligados a atender miles de llamadas de gente que daba pistas de dudosa fiabilidad o que confesaba haber matado a la Dalia, aunque a la hora de la verdad apenas supiesen lo que había salido en los periódicos. A veces se trataba de enfermos mentales, otras veces bromistas o gente con ansias de notoriedad, otras simplemente vagabundos con recuerdos nublados por el alcohol. También había gente que delataba a algún conocido, lo cual obligaba a la policía a investigar con mayor exhaustividad la pista facilitada. Lamentablemente la delación solía ser producto de alguna rencilla personal, y de las subsiguientes ansias de venganza del confidente. Algunas veces tenía más peso (una mancha de sangre descubierta en la ropa, una ausencia inexplicada), pero invariablemente acababa en un callejón sin salida. Tampoco se libraron de personajillos tales como videntes o pseudo-científicos con métodos “infalibles” para resolver el caso (uno de ellos solicitó un ojo de la víctima para captar una fotografía de la última imagen que vio en vida, supuestamente la de su asesino). Ni que decir tiene que ninguno aportó nada al caso.


martes, 25 de noviembre de 2014

PUENTE EN EL QUE LOS PERROS SE SUICIDAN

Una pequeña región de Escocia, Hamilton, encierra atractivos turísticos entre ellos la historia del enigmático puente Overtoun Bridge.

Hamilton es una pequeña ciudad escocesa que se localiza al sur del estado de Lanarkshire, prácticamente a las orillas del río Clyde.

Esta pequeña urbanización está habitada por no más de 49 mil pobladores y originalmente se le denominó "Cadzow", que en español significa hermoso castillo, nombre que cambió años más tarde a Hamilton, en honor a James Hamilton, quien fue el propulsor del desarrollo del lugar.

A pesar de ser un lugar pequeño y del que poco se habla, Hamilton ofrece varios lugares que resultan atractivos para cualquier turista, tales como el Mausoleo Hamilton, recinto que se caracteriza por registrar el mayor eco de un edificio en el mundo; el Palacio Hamilton, el que fue el hogar de los duques de la región hasta finales del siglo pasado; Stratclyde Country Park, un parque temático excelente para niños, así como la iglesia parroquial de la ciudad.

Pero desde hace unos años, hay un puente en la ciudad, el "Overtoun Bridge", el cual ha llamado la atención de propios y extraños, incluso de la comunidad científica, ya que desde hace un poco más de 60 años ocurre en él un fenómeno muy particular: el suicidio de perros.

Este puente fue construido en 1895 por Lord Overtoun por encargo de James White, dueño de una mansión campirana y que para acceder a ésta, era necesaria hacer un acueducto para cruzar el río Clyde. El puente tiene un estilo victoriano, sostenido por tres grandes pilares a cada lado, ornamentados de manera clásica y sencilla.


En el "Overtoun Bridge", a partir de los años 50, comenzó a darse un fenómeno extraordinario que perdura hasta nuestros días.

Los perros que cruzaban por ahí, saltaban al vacío de la nada y todos aquellos que no morían, volvían a subir para arrojarse de nueva cuenta.

En las últimas décadas, entre 80 y 100 canes han muerto en el lugar.

Durante años, el acto irracional de los cuadrúpedos ha sido relacionado a fuerzas y fenómenos paranormales, a la posible existencia de campos magnéticos o de energía desconocidos y escondidos entre las rocas, mismos que pudieran alterar el funcionamiento orgánico de los animales, sobretodo el de la orientación.

Mucha gente trató de encontrarle una respuesta a este hecho; Durante años, como Overtoun es una palabra celta que en español significa "espacio fino", la gente asoció a este lugar como el punto en donde cielo y tierra entraban en contacto, otros como un hombre llamado Kevin Moy, arrojó al vacío a su bebé, pensando que con este sacrificio se cerraría una puerta interdimensional que llevaba al inframundo.

Veterinarios y expertos de estos animales comenzaron a realizar estudios sobre el fenómeno.

En 2005, el doctor David Sands y su equipo descubrieron que dadas las características del puente, la agudeza visual de los perros se reducía, por lo que su sentido del olfato se volvía más agudo y potente.

De igual modo, el científico descubrió que sólo ciertas razas eran propensas a realizar dicho acto, en específico la de los cazadores de hocico grande, tales como Labradores, Collies y Golden Retrievers.


Por último, Sands encontró que en la región, por debajo del puente y a orillas del río habitaban ciertos animales característicos de la región, tales como el visón americano, animal que se asentó en la región precisamente a finales de la década de los 50, precisamente cuando comenzaron a registrarse los primeros suicidios perrunos.


Resulta ser que el visón tiene unas glándulas en el ano que secretan una sustancia con un olor demasiado potente, el cual, enloquece y atrapa a los perros, quienes buscan a toda costa marcar su territorio.

Como el puente hace que río tenga un cauce pequeño, carente de cualquier tipo de corrientes, dicha sustancia se encierra y el olor se hace más fuerte, por lo que los perros se lanzan al vacío para ir en su búsqueda, sin saber que probablemente encuentren la muerte.


martes, 4 de noviembre de 2014

DIDIER DROGBA: EL FUTBOLISTA DE LA PAZ

En medio de los festejos por haber clasificado por primera vez a Costa de Marfil a un mundial de fútbol , Didier Drogba reunió a sus compañeros en el vestuario para concentrarse en algo más importante que el fútbol y rogar, de rodillas, que se termine la guerra civil en su país.

Costa de Marfil se independizó de Francia en 1960 fundamentalmente gracias a Félix Houphouët-Boigny. Tras su muerte en 1992 las diferencias entre las distintas etnias y religiones comenzaron a notarse cada vez más creciendo de esta forma la violencia, la intolerancia y la xenofobia. Quienes quedaron en el poder eran los cristianos, ubicados en el centro y en la costa, que implementaron medidas ultranacionalistas y eran conocidos como los Ivorité, para diferenciarse de los norteños que eran musulmanes e inmigrantes de Burkina Faso. Las tensiones fueron aumentando durante la década del 90’ pero en 2002 llegó la gota que rebalsó el vaso: se aprobó una ley que establecía que ninguna persona que no tuviera padre marfileños podría ser candidato a presidente. Buscando claramente excluir a la gran cantidad de descendientes de burkinabés que comenzaron a armar grupos rebeldes iniciando el conflicto bélico.

Mientras esto ocurría en Europa comenzaban a despuntar la mejor generación de futbolistas de ese país en la historia: Los hermanos Yayá y Kolo Touré, Didier Zokora, Arouna Koné, Emmanuel Eboue, Bonaventure Kalou, entre otros. En las eliminatorias para Alemania 2006 estuvieron emparejados en el mismo grupo queCamerún, potencia continental y candidato a quedarse con el primer lugar. En la última jornada los Elefantesderrotaban como visitante a Sudán por 3 a 1 y lograban la clasificación ya que los Leones Indomablesigualaban como locales 1 a 1 ante Egipto. Pero llegó un momento que pudo cambiar todo. En tiempo agregado al adicionado, el árbitro sancionó un penal para Camerún. Samuel Eto´o, la figura, no quiso tomar la responsabilidad y quien se dispuso a lanzar fue Pierre Womé, pero su remate dio en el palo desatando el llanto de los camerunenses y la alegría de los marfileños. Así fue como en el vestuario, Drogba tomó el micrófono de un canal de su país, reunió a sus compañeros para arrodillarse y expresar las siguientes palabras:
“Hombres y mujeres de Costa de Marfil, desde el norte, sur, este y oeste. Hoy hemos probado que todos los marfileños podemos coexistir y jugar juntos por un objetivo común, calificar a la Copa del Mundo. Les prometemos que esta celebración uniría a toda nuestra gente, por lo que hoy, todo el equipo y yo les rogamos de rodillas: perdonen, perdonen, perdonen. El único país de África con tantas riquezas, no puede caer en la guerra. Por favor bajen sus armas, celebremos elecciones, todo será mejor, todos queremos divertirnos, dejen de disparar sus armas”.
El mensaje fue escuchado por los líderes, quienes hicieron un cese al fuego y hubo un intento de realizar elecciones durante 2006, pero por distintos desacuerdos no se pudo lograr. En 2007, Drogba volvió a tomar el mando. Le pidió al presidente Laurent Gbagbo que el encuentro por la clasificación a la Copa África a jugarse el 3 de junio de ese año se desarrolle en Bouaké, la ciudad principal de los rebeldes. Lo que parecía una utopía idealista se termino concretando y fue así como aquel día musulmanes y cristianos; miembros del gobiernos y rebeldes; todos marfileños compartieron juntos en las mismas tribunas el triunfo de su selección por 5 a 0 ante Madagascar.

Las consecuencias fueron inmediatas pero no definitivas: Ambos bandos firmaron acuerdos, empezaron el proceso de desarme y compartieron el gobierno logrando que retorne la paz. Pero en 2011, Gbagbo se negó a reconocer el triunfo del norteño Alasanne Outara en las elecciones presidenciales, provocando nuevos enfrentamientos que finalizaron el 11 de abril cuando las milicias de Outara capturaron y pusieron preso a Gbagbo.

Hoy la situación está en calma. Nadie puede saber que hubiera sucedido si Womé no hubiera fallado ese penal, pero lo que sí se sabe es que la historia la escribió un futbolista como Drogba, que se fue más allá de los goles y las gambetas para convertirse en prócer de una nación.