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jueves, 24 de abril de 2014

CURIOSIDADES DE J.R.R TOLKIEN

El Señor de los Anillos se publicó por primera vez el 26 de agosto de 1954.



J.R.R Tolkien vendió los derechos cinematográficos de los libros en 1969 por apenas 10.00 libras esterlinas (unos 17,400US$).

El libro original tiene más de mil páginas.

Tolkien tardó 11 años en escribir los tres libros.

El personaje más importante que aparece en los libros pero no en las películas es Tom Bombadil.

La principal influencia que J.R.R Tolkien tomó a la hora de crear la raza hobbit fue el libro infantil de E. A. Wyke-Smith, El Maravilloso País de los Snergs, donde aparecen unas criaturas similares a ellos llamadas snergs.



El Hobbit fue una obra en principio dedicada a sus hijos que no tenía planes de publicar. Eso no significa que sólo fuera para el público infantil, ya que como dijo el autor al New York Times “No hay nada que deteste más que una obra dedicada a los niños y no a la gente en general“. Ya sabemos que no hubiera visto el Disney Channel. El éxito y amplio público que consiguió hizo que la editorial le pidiera una secuela. Afortunadamente, no la publicó en su propia lengua inventada, el élfico, como le hubiera gustado.



Fue rechazado para el premio Nobel de Literatura por su “pobre prosa” pero si que disfrutó de su éxito en vida, ya que fue nombrado doctor honoris causa por varias universidades y recibió la orden de Comendador de la orden del Imperio Británico. En su nombre se han formado decenas de sociedades como la Tolkien Society, dedicada al estudio, análisis y disfrute de su obra, con representación en más de 30 países.

Durante su época de profesor en la Universidad de Oxford, le gustaba disfrazarse de época medieval. Solía presentarse en clase en cota de malla recitando el poema deBeowulf. Sobra decir que lo hacía en inglés antiguo. No tendría problemas de que le faltaran alumnos a sus clases como otros, menudo espectáculo.




Tolkien echaba de menos en la historia británica una mitología similar a la que tienen otros pueblos como los griegos o nórdicos. De ahí su interés en crear la suya en la Tierra Media. Eso sí, la palabra hobbit no fue origen suyo como muchos piensan, pues aparece en un diccionario británico del siglo XIX para referirse ahadas o a gente muy pequeña.

La primera edición de El Hobbit fue de 1.500 ejemplares. Toda una inversión para quienes los compraron, porque se vendió uno de ellos en 2008 por unos 75.000 euros. Aunque no porque sea difícil de encontrar, pues ya se han vendido más de 100 millones de ejemplares en todo el mundo.

Como suele suceder, en la obra hay mucho de biografía de quien la escribe. “Soy un hobbit en todo menos en el tamaño“, decía Tolkien de sí mismo. A éstos los definía como “prontos para la chanza sencilla y directa, amantes de la paz y la tierra sosegada y boscosa“. No era el único personaje que le adjudicaban, ya que fue descrito por un periodista de la época como “Un cruce entre Bilbo y Gandalf“.

La verdadera fama y fortuna le llegó siendo ya casi un anciano. No cambió apenas su modo de vida, y sus únicos lujos fueron sus trajes y algún viaje. Siguió viviendo en su misma casa, con su misma esposa a la que sobrevivió menos de dos años, y sus mismos amigos. Sí era generoso con amigos, familia o la beneficencia. Sin embargo, la fama hizo que se apartara de la vida pública.



Era un pésimo contador de chistes y de anécdotas. Saltaba de un tema a otro, no terminaba las frases, se reía entre medio y encima no se quitaba la pipa de la boca. Nunca iba para atrás a recuperar un tema. Para rematar, a veces se ponía a hablar en idiomas como finés, islandés o su propio élfico.

Difícilmente lo habríamos encontrado hoy día como tertuliano de actualidad, dado que pasaba ampliamente de los acontecimientos, de las revueltas sociales de su época y de la política. Sin embargo, sí que tenía un gran conocimiento de muchos temas debido a su intenso nivel de lectura, aunque éste no incluyera periódicos.

El 24 de febrero de 1950, antes que se publicara
El Señor De Los Anillos, Tolkien le envió una carta a su editor,
Stanley Unwin, diciendo:

"My work has escaped from my control,
and I have produced a monster: an immensely long,
complex, rather bitter, and very terrifying romance,
quite unfit for children (if fit for anybody)".

O en castellano:

"Mi trabajo se me ha escapado de control
y he producido un monstruo: un inmensamente largo,
complejo, más bien amargo y aterrador romance,
del todo inapropiado para niños (si acaso es apto para cualquiera)"


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